De luna acartonada,
no importa que nos nutramos de frutos,
-cuestiones mortales-
Sino, necesitamos alimentarnos de
tinta y más tinta ambrosía,
que nos verifiquen el sentir,
y las miradas se incrusten sutilmente,
en la bendición de una ficción angelada.
Cuando un poeta confluya en el viento:
Cotidiano vano derruido,
Acabará su luna acartonada,
Y el alma se lo refutará,
T o t a l m e n t e obscura.